Descripción del evento
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MÚSICA · SEVILLA
En su cita anual con los aficionados consolidada como una excelente ocasión para vibrar con una formación que siempre nos deslumbra, tanto por su precoz calidad técnica como por la renovada pasión musical que despliega, la Orquesta Joven de Andalucía (OJA), que en 2019 cumplió 25 años, vuelve al Teatro de la Maestranza bajo la dirección de Carlos Domínguez-Nieto (Madrid, 1972), un brillante director vinculado en sus inicios en el podio a formaciones juveniles –a finales de los 90 fue director asistente de la JONDE y de la orquesta juvenil de Múnich- que ha sido titular de la Ópera de Cámara de Múnich o del Teatro de Ópera de Eisenach y ha dirigido a grandes formaciones internacionales. Desde finales de 2018, Domínguez-Nieto es el actual titular de la Orquesta de Córdoba.
Para el Concierto de Pascua, la OJA ha elegido una obra monumental, la Séptima Sinfonía de Anton Bruckner (1824-1896) un músico profundamente católico que convirtió esta obra, iniciada en 1881, concluida en 1883, de la que existen 3 ediciones publicadas y dedicada al rey Luis II de Baviera, en una suerte de “in memorian” en recuerdo a la figura de Richard Wagner -del que Luis II de Baviera fue amigo y protector- en cuya muerte está inspirado el bellísimo y sobrecogedor Adagio lento e maestoso, uno de los movimientos sinfónicos más desolados de la historia de la música, pero al mismo tiempo más sensuales, dualidad nada rara en un compositor que Liszt llamó “trovador de Dios” y que Paul Henry Lang calificó como “un católico medieval arrojado al turbulento mundo de Wagner”.
La Séptima, contemporánea a la composición de un “Te Deum”, orbita también bajo la influencia de otra gran pieza de inspiración sacra: el “Parsifal” de Wagner que Bruckner vio en el Festival de Bayreuth arrancada ya la escritura de esta gran sinfonía –unos 65 minutos de duración- que se estrenó el 30 de diciembre de 1884 en Leipzig, bajo la dirección del mítico Arthur Nikisch, en el curso de un concierto a beneficio de un Memorial Wagner con un éxito que revalorizó la figura de Bruckner. La Séptima sinfonía es hoy, junto a la Cuarta, la obra más popular de un compositor que, animado por una fe cristina honda, inquebrantable “y aún pueril”, algo “atípico” en el secularizado siglo XIX al decir del teólogo Hans Küng, desarrolló una obra sorprendente en la que late “la discrepancia entre la religiosidad ingenua y una música compleja en grado sumo”.
